*Por más armadura y caballo que tuviera, el príncipe nunca logró quitarse el aliento a sapo de la boca. 

4 comentarios:

  1. En fin, nada es perfecto, jaja. ¡Buenísimo!
    Muchos saludos!

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  2. Aunque la mona se vista de seda... genial ruequita muy simpático y verdadero!

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    1. jajaja sí, algo así, habrá que comprarle un enjuague bucal al muchacho :D Besos

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