Hoy, la rueca se sigue haciendo mayor y cumple dos años. Como siempre, creo que la
mejor manera de celebrarlo es con un nuevo relato, dedicado a mi abuelo, y a
todos los que para bien o para mal me hacen resonar y me ayudan a crear mis
historias.
Gracias a todos por seguir ahí siempre y por saber esperar entre cuento y cuento.
Aurora.
Gracias a todos por seguir ahí siempre y por saber esperar entre cuento y cuento.
Aurora.
El resonar del bucio
El
abuelo siempre dormía con una caracola sobre la mesilla de noche. Se la regaló
su padre el día que partió al viejo continente para ocupar un puesto en una de
las minas de fosfato, con la promesa de que soplara por uno de los extremos
cada vez que lo echara de menos y él, atento a la señal y a pesar de los kilómetros,
le devolvería el estruendoso mugido con otra caracola. Al instrumento lo
llamaban bucio y aunque yo pensaba que solo servía para oír el mar, el abuelo
me enseñó sus otras utilidades. Decía que era mágico y fue en las noches frías bajo
las faldas de Tibesti donde comprobó el poder. Para verlo bastaba con pensar en
algún recuerdo mientras lo hacías sonar e instantáneamente la imagen se
proyectaría en las nubes.
Cuando
dejó de tener memoria para soplarlo, yo empecé hacerlo por él. Mis imágenes
nunca fueron tan potentes y lo único que conseguía era que de sus orificios saliera
un colorido líquido viscoso.
El día que
el abuelo murió, mi cuerpo despertó frío y con lluvia. Después de su entierro caminé
hasta nuestra montaña favorita, y con el bucio en la mano soplé con todas mis
fuerzas. El sonido se alargó por toda la ladera hasta mezclarse con el cielo, y
entonces, ocurrió que volví a ver al abuelo poniendo barquitos de pan en la
sopa, cortando las malas hierbas, afeitándose en la
vieja palangana. Siempre mirándome, siempre reconociéndome.
¡Muy feliz cumpleaños! Te deseamos que cumplas muchos más y nos sigas regalando magníficos relatos como este.
ResponderEliminarBellísimo, entrañable, y cariñoso relato, son de esos que te dejan una amplia sonrisa, teñida de nostalgia.
ResponderEliminarMuchas felicidades por tu segundo cumple blog, espero sigas regalándonos tus letras...
Abrazos desde mi mar,
Precioso relato, Érika. Que sigas así de imaginativa muuuuuuuuchos años. Un besico y ¡muchas felicidades!
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