Desde entonces papá ya nunca juega
con él. No importa lo que se esfuerce o lo niño que se vista. Porque cada vez
que Daniel ve mi vestido de princesa, sus ojos se agrandan y se iluminan tanto,
pero tanto, tanto, que creo verle la luna salir de dentro de él.
Sí, esos ojos que parecen monedas de 500 (¿recuerdas las 500 pelas?)
ResponderEliminarUn beso, hilandera vestida de princesa.
Juan M
Y las de 100 también. Besos caballero.
EliminarMe encanta la imagen de la luna saliendo de él... Un abrazo
ResponderEliminarBueno, imagínate lo que le transmitía ese vestido, gracias por pasarte, como siempre me encantan tus visitas. Besitos.
Eliminary es que un niño jamás podrá ocultar lo que siente su corazón. Ojalá cuando crezca no tenga ni una sola razón para hacerlo.
ResponderEliminarBesazos, guapísima.
Ojalá que no, le ayudaremos entre todos contando finales felices. Besitos.
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