Ilustración de Juan Luis López Anaya http://dididibujos.blogspot.com.es/ |
No era el aliento a sangre, ni el pelaje áspero y viejo. Tampoco el ensordecedor rugido que atravesaba mis tímpanos. Ni siquiera el tenerlo a tan solo un par de milímetros de mi cara, con hambre de mí, con hambre de todo. Lo más que me asustó fue descubrir que esa era la terrible bestia en la que me había convertido.
Pero que bien se está aquí, y qué gustazo poder colaboran con tan buena zurcidora de palabras :)
ResponderEliminarBesos!
:) muchas gracias a ti por tus palabras y por tus maravillosas ilustraciones.
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