La Lágrima de Pierrot.

He dedicado más de media vida a la fabricación de piezas con las que taparse el rostro. Ojos deshabitados, piel de esmalte y una decoración artesana para que personas de todas partes del mundo vengan a mí en busca del preciado objeto. Mi triunfo, dicen, reside en el realismo de las mismas y no son pocos los que han intentado averiguar mi secreto. Desde hace años llevo concentrado en acabar lo que será mi última gran obra la cual pronto verá la luz. Gracias a ti, que sin tú quererlo llevas el ornamento fundamental para finalizarla. Tuve que recorrer callejones y suburbios hasta encontrarte, el poseedor del alma más negra que produjera lágrimas igual de oscuras, así que deja de aguantar más el dolor del estilete. Vamos Pierrot, llora.

2 comentarios:

  1. Dura narración sobre un personaje tan literario y representativo de tantas sensaciones, especialmente la tristeza con su lágrima. Genial a frase de "sus ojos deshabitados" me encantó.
    abrazos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Manuel, con este relato me arriesgué un poquito y quise no ser tan emotiva, parece que funcionó :D un beso enorme

      Eliminar