*Se sentía tan lleno cuando la tocaba que al licántropo no le hacía falta esperar a la luna.

2 comentarios:

  1. Evidentemente, no era un licántropo cualquiera... ¿Acaso un enamorado necesita otra luna que no sea la cara de su amada/amante?

    Me gustó mucho, Ruequita, y el de los fuegos fatuos también.

    Cariños, MAB

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    1. Hola amiga, que alegría tus visitas, muchas gracias, a mí lo que más más me gusta es que vengas a verme, un beso muy fuerte.

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