Creep



Tengo frío aunque en la calle no bajemos de treinta grados. El alma no entiende de calor. Empezó esta mañana con su último beso.
-Nos vemos pronto. -Y una gota gigante salió de mi ojo, pero él no la vio porque me cayó por dentro.
Yo lloro de gota en gota para que cada una que salga se sienta especial y todo eso. Siempre hacia dentro, lo que supone que me ahogue un montón de veces y la gente crea que es de un ataque de alergia. Eso es que nunca has estado tan triste como para llorar por fuera me decía el psicólogo del colegio. Esta me bajó hasta el estómago. Ahí sorprendió a algunas mariposas que pegadas a las paredes de la barriga ponían cara de pena mientras el que las hace moverse se alejaba. Ellas fueron las primeras en helarse. La gota siguió su camino directo al alma. El impacto sonó igual que una piedra cuando las tiras al río produciendo el mismo efecto de ondas. Un mes acumulando de besos no es bueno.
Y me sonrió. Y se fue.
Eres tan malditamente especial. Las ondas siguieron su expansión y otra gota gigante me salió del mismo ojo, pero por primera vez hacia fuera.

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